Presentar a una marca como Mercedes-Benz a estas alturas no tiene mucho sentido. Por un lado porque es de sobra conocida por todos los aficionados, pero sobre todo, porque es tan extensa que necesitaría varios servidores para exponer toda la información sobre ella. Es por esto que, en el caso de esta prueba, me centraré exclusivamente en relatar la historia del modelo que te tenido oportunidad de probar este fin de semana y que, por si os interesa, está a la venta por un precio que me parece muy interesante y que te cuento más adelante.

Supongo que la mayoría sabemos que, aunque Mercedes emplea un nombre para comercializar sus coches, sus sucesivas series se conocen con un código que suele comenzar por una W (de wagen, coche en alemán). Por ejemplo, el protagonista de mi reportaje sobre la obsolescencia programada era un Mercedes W123 cuyo nombre comercial era 300 D.

El modelo de prueba de hoy es un Mercedes 220 S b (la letra minúscula indica que pertenece a la segunda serie en utilizar esa denominación para no confundirlo con su predecesor, el tipo pontón de los años 50), pero en código interno se conoce como Mercedes W111.

Vamos a ver qué me traigo entre manos esta vez…

La historia del Mercedes W111, “el colas” de los españoles

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo (2)

Para entender el diseño del Mercedes 220 S hay que tener en cuenta que, cuando se presentó en el Salón de Frankfurt de 1959, en américa estaban de moda los coches con enormes aletas traseras con forma de timón aerodinámico imitando a los aviones de caza a reacción, que eran el novamás en aquellos años. Si a día de hoy el W111 nos llama la atención por sus “picudos” extremos traseros, creedme, comparado con los haigas de aquellos años, el Mercedes Colas (así lo conocíamos en España por motivos obvios) era muy discreto.

Al año siguiente de su presentación se lanzó el modelo de 2 puertas con una carrocería muy elegante, algo más baja, con luneta trasera panorámica y las famosas colas mucho más redondeadas, casi inexistentes (en los años 60 la moda de los alerones empezaba a decaer al otro lado del Atlántico) y que hacían que el Mercedes tuviese un aspecto más elegante, sobre todo en el caso de la carrocería descapotable, uno de los modelos abiertos de lujo más bellos de los años sesenta y que hoy en día alcanza cotizaciones por encima de los 70.000 euros.

Crash Test W111

Si me preguntasen cuáles son los 3 elementos más importantes en la seguridad para proteger a los pasajeros del automóvil respondería sin dudarlo los siguientes:

  • El cinturón de seguridad de 3 puntos de anclaje.
  • Las zonas de deformación programada.
  • El ABS.

Estos tres sistemas son, de largo, los que más vidas han salvado en la historia de la automoción y una de ellas está muy estrechamente vinculada al desarrollo del Mercedes W111.

En aquellos años la marca de la estrella contaba entre sus ingenieros con un audaz húngaro llamado Béla Barényi. Este caballero era lo que hoy en día solemos llamar de forma vulgar “un puto crack” y tuvo que romper muchas cabezas (literalmente, no sólo las de sus superiores, también en las pruebas de choque, que por aquel entonces se realizaban con cadáveres y con “voluntarios” normalmente reclutados en prisiones a cambio de una reducción en la condena) para hacer comprender una idea revolucionaria y que se impusiera su criterio en una época en la que el concepto de seguridad era radicalmente opuesto.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Hasta mediados del Siglo XX la opinión más generalizada (aún hoy en día escucho a algún neandertal decir eso de “esto sí que era hierro, los coches eran mucho más seguros antes…”) era que, para proteger a los pasajeros, el coche debía ser lo más rígido posible, pero Béla tenía otra intuición y otra forma de pensar -os recuerdo que en aquellos años no había potentes ordenadores para hacer simulaciones- en la que el coche debía tener una célula central rígida para que no “enlatase” a sus ocupantes, pero estar rodeada de superficies deformables que absorbiesen la mayor cantidad de energía posible. Cuanta más energía se invirtiese en doblar y retorcer hierros, menos energía tendrían que aguantar los órganos vitales de los pasajeros.

Esta idea revolucionaria comenzó a ser probada en el Mercedes W 120, 121 y 128, popularmente conocidos como pontones, pero sería en el W111 donde se pusiese toda la carne en el asador para demostrar que el concepto de Béla Barényi de seguridad pasiva era el acertado. Gracias al lanzamiento del Mercedes de la prueba de hoy, los coches modernos son capaces de protegernos como lo hacen. Los ordenadores han permitido optimizar muchísimo las estructuras y analizar a la micra el comportamiento en caso de choque de cada elemento de la carrocería, pero la idea básica sigue siendo la misma que implantó el Mercedes W111 en 1959.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

La otra gran novedad del W111 era su mecánica de 6 cilindros y el nuevo eje trasero perfeccionado y que sería implantado en los Mercedes SL Roadster para mejorar la estabilidad, un detalle muy criticado en los “alas de gaviota” anteriores.

El Mercedes W111 fue un éxito rotundo de ventas, con más de 370.000 ejemplares fabricados entre Alemania y Australia. Se mantuvo en producción hasta 1968 (1971 el modelo de 2 puertas) y supuso el retorno de Mercedes a lo más alto de la producción de coches de lujo en Europa, destacando por su elevado confort, su seguridad y una calidad de fabricación que no tiene nada que ver con los plasticorris de los Mercedes actuales, que viven en gran medida de las rentas cimentadas por el W111.

Otra de las frases recurrentes que suelo escuchar hoy en día: “es que un Mercedes es un Mercedes”… más de una vez me he tenido que morder la lengua para no soltar un “no señor, el nuevo Clase A es un Clio con una estrella en el capó, nada más, el último Mercedes de verdad se estrelló con Lady Di en París hace 20 años”.

Mercedes 220 SE, el primero en Montecarlo en 1960

Mercedes W111 220 SE 1960 Montecarlo

En la edición de 1959 del rally más famoso del Mundial ganó un Citroën ID ante los estupefactos aficionados que no se podían creer que una berlina familiar pudiese doblegar a los deportivos más prestacionales de la época. Es conveniente que nos demos cuenta de que, aunque hoy en día el Peugeot 2008 de Carlos Sainz y el 2008 que uno puede comprar en un concesionario se parecen como Carmele Marchante a Mónica Bellucci, en aquellos años los coches que participaban en los rallys eran prácticamente modelos de serie a los que simplemente se les aligeraba algo de peso, se les ponía un carburador más grande y más faros para poder ver algo por la noche.

Para los morbosos aclararé que, cuando se presentó el mítico “tiburón” en 1955, las revistas comparaban incesantemente al modelo francés con lo que se consideraba el mejor coche de aquellos años, los Mercedes, y se repetía hasta la saciedad que el modelo francés llevaba 20 años de adelanto al teutón a nivel tecnológico. Esto, apenas 10 años después de perder otra vez la guerra, tenía que sentar a los alemanes como un jarro de agua fría, así que en 1960 se plantaron en el Montecarlo con una escuadra que trajo más de una sonrisa por el parque cerrado, pero las cerró de un plumazo apenas 24 horas más tarde.

Mercedes W111 220 S 1960

En efecto, ver un coche como el Mercedes 220 SE que medía 4,87 m de longitud en el parque cerrado e imaginárselo por las retorcidas carreteras del Principado a todo lo que daban tenía que imponer. Si a esto sumamos que sus 1.320 kg de peso eran casi el doble de lo que pesaban sus oponentes, aún tiene más mérito que Walter Schok y Rolf Moll llegasen los primeros a la meta con un precioso Mercedes 220 SE (la E indica que su motor de 6 cilindros estaba alimentado por un eficiente, pero complicado, sistema de inyección mecánica de combustible que hacía que su potencia pasase de los 110 CV del modelo de carburación a 120 CV y sin las pérdidas de potencia de los cambios de altitud de esta prueba). Para que nos hagamos una idea, es como si hoy se inscribiese en el Mundial un Mercedes S 63 AMG

Para los que puedan pensar que aquello fue sólo flor de un día, Mercedes continuó empleando sus W111 en distintas competiciones tanto en circuito como en carretera y con buenos resultados, siendo uno de los más épicos la victoria en 1962 la gran carrera argentina con la hermosa Ewy Rosqwist a sus mandos. Esta intrépida carrera tenía lugar en carretera abierta al tráfico… “pabernosmatao”.

Ewy cumplió el pasado 3 de agosto 85 añazos, por lo que me ha parecido una buena excusa para traer a mi blog un modelo casi idéntico al que ganó en Montecarlo y como el que utilizó la sueca para ganar en Argentina.

El Mercedes 220 S M-261959 de 1960, el mirlo azul

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Por fin llegamos al verdadero protagonista de esta historia, un precioso Mercedes 220 S de diciembre de 1960, justo el año en el que consiguieron la única victoria de la marca en el Rally Montecarlo (las otras tres han sido en ediciones modernas del Montecarlo para coches históricos). El hecho de que en su nombre falte la “E” significa que su motor de 2.2 litros y 6 cilindros en línea está alimentado por una pareja de carburadores en lugar de por el complicado sistema de inyección de gasolina, así que su enorme motor rinde 110 CV bastante percherones.

Encontrar un Mercedes W111 matriculado nuevo en España es harto difícil, seguro que la historia de cómo pudo llegar a nuestro país este cochazo tiene su miga, pero es un misterio. Lo más probable es que su primer propietario fuese una persona influyente, tal vez un médico (muchos coches eran importados a través del colegio de médicos, considerados por el régimen una profesión estratégica) o de alguna embajada.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Los que conozcáis un poco los modelos clásicos de Mercedes os habréis dado cuenta de que el frontal posee los faros de las unidades destinadas al mercado americano, con dos luces redondas gemelas colocadas en vertical, muy al estilo de los preciosos Facel Vega de la época. Las versiones para el mercado europeo contaban con un único faro vertical. Confieso que suelo odiar las versiones para el mercado USA de la mayoría de los modelos europeos pero, en esta ocasión, el doble faro redondo me gusta muchísimo más que el de las versiones europeas, precisamente porque me recuerda a uno de mis fetiches, el Facel Vega HK 500 (si algún lector tiene alguno estaría encantado de hacerle un reportaje, por cierto).

Un amigo común me comentó un día que porqué no hacía un reportaje sobre un W111 de otro aficionado a los clásicos de Vigo y me puso en contacto con Javier, el propietario de este precioso ejemplar que me explicó el porqué de este espléndido ejemplar de Mercedes 220 S.

Sólo me interesaba un ejemplar matching numbers (para los neófitos, esto quiere decir que el coche debe tener el motor con la numeración correspondiente a su número de bastidor y ser lo más original posible), con placa nacional y que fuese del mismo color azul 334G con el que corrieron en Montecarlo, siempre tuve claro que quería hacer una réplica fiel al modelo que tenía grabado en la retina“.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Madre mía, conseguir un Mercedes 220 S en España en 1960 estaba al alcance de una minoría muy selecta, así que ya el simple hecho de encontrar una unidad matriculada en ese año es complicado. Lograr que siga conservando su mecánica después de casi 60 años es más fácil (estos coches son auténticas rocas ultrafiables), aunque algunos aficionadetes a los clásicos están deseando ultrajar a estas ancianas montando motores biárbol de las series W123 y engendros similares, así que tampoco es fácil lograr un matching numbers, pero que además contase con el color que uno quiere… vamos, un auténtico mirlo azul.

La suerte hizo que encontrase uno en Huelva, aunque camuflado. En algún momento de su vida decidieron darle un aspecto más solemne y cambiaron el precioso tono azul original por un color negro fúnebre, tal vez para disimular algo las generosas dimensiones de este bicho que tontea con los 5 metros. Era un mal menor, porque como a Javier le gustan las cosas en buen estado, iba a restaurar la carrocería y ya puestos, devolverle su color original (el famoso 334 G que figura en la correspondiente chapa identificativa remachada en el pilar A)entraba dentro de los planes.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Los años de abandono no pasan en balde y, pese a la excepcional calidad con la que están construidos los Mercedes de aquella época, el protagonista de esta historia tenía bastante trabajo de carrocería por delante, pero como el acero es bueno (y grueso) y tampoco estaba tan mal, se pudo devolver al 220 Sb a un estado casi de fábrica, algo en lo que también intervino el azar, pues consiguió los faldones y una de las aletas traseras originales de Mercedes en un golpe del destino.

Para hacernos una idea clara del cuidado con el que se ha devuelto a un estado casi de fábrica a este coche, incluso los soportes de los faros suplementarios se han fabricado a medida siguiendo los patrones de los que en su día fabricaron en los talleres de Mercedes donde pertrecharon los modelos con los que saldrían a correr, incluido el llamativo faro central.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Para un psicópata de los clásicos como yo, encontrarme este nivel de detalle es algo que me emociona y, por más que escudriño el coche, todo me confirma que es un ejemplar excepcional.

Al abrir  la puerta me llaman la atención de inmediato los asientos, más envolventes de lo que recordaba, y Javier me confirma que efectivamente se tratan de los asientos delanteros de un MB W123 con los pétalos laterales algo más pronunciados para hacerlo más cómodo y seguro en las pruebas de regularidad para clásicos en las que suele inscribirse, pero que conserva los originales. Lo cierto es que no le sientan nada mal y no desentonan con el aspecto general del coche, que tiene más miga de lo que parece.

Muchos pueden pensar que es una preparación muy sencilla, que sólo le han quitado los tapacubos y le han puesto los faros “et voilá”, ya tienes un Mercedes de carreras… pero no son las cosas tan sencillas como aparentan y, una vez más, Javier me demuestra que es un apasionado meticuloso.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Las llantas originales de los W111 de calle eran de chapa con un elegante tapacubo pintado a juego con la carrocería y la estrella y los perfiles cromados, pero su medida era de 13 pulgadas de diámetro. En aquellos años el confort era primordial y unos neumáticos con mucho balón eran mucho más cómodos para circular por las bacheadas carreteras y también más elegantes. Sin embargo, los modelos que participaban tanto en los rallys como en los circuitos montaban llantas de chapa de 15 pulgadas, como nuestro invitado de hoy. No es que se hayan limitado a quitarle los tapacubos, es que no los había para las llantas de 15 pulgadas de carreras.

Otro detalles sutil es que los parachoques de los W111 tenían en la pieza de las esquinas un doble paragolpes más fino sobre el principal, pero Mercedes montaba los parachoques de una sola pieza en la mayoría de sus modelos de competición, exactamente como este ejemplar.

Un elemento muy importante y que no se puede apreciar en las fotos es el amortiguador transversal que se instaló en estos coches a la salida de los semiejes del diferencial trasero. La función de este elemento es evitar que la rueda del interior de la curva tome demasiada caída positiva cuando el peso recae sobre la exterior. Este fenómeno provoca mucha inestabilidad en el eje trasero al variar bruscamente la caída de las ruedas y era un efecto muy criticado en los alas de gaviota y que al Chevrolet Corvair le valió el título del libro “Peligroso a cualquier velocidad“.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

El amortiguador transversal corregía en gran medida este defecto y hacía que el W111 fuese mucho más maniobrable y estable, pero es un elemento difícil de encontrar y que sucumbe con los kilómetros, pero que en esta unidad está en perfectas condiciones y es el original restaurado, nada del sucedáneo que se suele montar y que, como casi todas las soluciones baratas, no funciona ni de lejos como el que diseñaron los ingenieros alemanes cuando desarrollaron este modelo durante 3 largos años.

El coche me impresiona, no sólo por su tamaño y por lo imponente de su frontal (verlo salir de la cochera en la que lo guardan me recuerda a la escena en la que salen de casa en El Exorcista, aunque en esa ocasión es un 280 SE con el motor 4.5, pero el frontal es casi idéntico), si no por el estado general, en el que incluso la radio Becker Mexico original de válvulas de vacío funciona a la perfección.

Por fin llega el momento de salir a hacer las fotos por la zona de Cabo Silleiro y disfrutar de este coche como más se disfruta un clásico, rodando. El motor de 6 cilindros tiene un sonido poderoso y gracias a su disposición no vibra lo más mínimo.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Pese a tratarse de un modelo de 1960, el MB 220 S es capaz de moverse a las velocidades actuales con la misma facilidad de un coche moderno, no en vano era capaz de alcanzar los 165 km/h, una cifra espectacular hace más de medio siglo.

La suspensión es muy cómoda y uno pasa por los pasos de cebra actuales con mucho menos traqueteo que los modelos modernos, ventajas de no llevar unas ruedas de perfil 40.

Aunque cuenta con un enorme volante de pasta (típico de Mercedes), este modelo ya contaba con una dirección asistida que hace que sea cómodo maniobrar con él, aunque su tamaño conlleva ciertas limitaciones y necesitaremos al menos 12 m de ancho en la calle para poder girar 180º sin maniobras.

Llegando a la ubicación para las fotos salimos de la autovía y nos movemos por unas carreteras bastante retorcidas donde me llevo la sorpresa del día al comprobar que el Mercedes 220 S es bastante más ágil de lo que su tamaño y planteamiento puedan sugerir. Gran parte del mérito está en el buen estado de este ejemplar, en las llantas de 15 pulgadas y en el trabajo del amortiguador de los semiejes traseros. Entiéndeme, no es un Fiat 500 Abarth, pero he probado coches modernos bastante más pesados y lentorros que éste paquebote.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

Javier me ofrece el conducirlo yo mismo, algo que me gusta pero me estresa bastante por la responsabilidad que conlleva, pero no puedo resistirme a sentir cómo funcionan los frenos, el cambio, el tacto del acelerador… así que acepto.

Lo primero que me llama la atención es la dirección. Sólo he probado dos coches de esta época con ella asistida: el tiburón y éste, y la verdad es que se agradecen. Es bastante desmultiplicada y hay que dar más vueltas al volante de lo que uno se espera, pero no va nada mal, bastante mejor de lo que presuponía de su vetusto sistema de recirculación de bolas.

El motor tiene el típico tacto de las mecánicas de antes, en las que se prestaba mucha más atención al par que a la potencia, y en un momento me veo rodando como en una alfombra en cuarta a punta de gas. Tal vez lo que menos me gusta del tacto del coche es el selector del cambio. Me suelen encantar los cambios en la caña de la dirección, pero las marchas entran algo más duras que en otros modelos como los Saab 96.

Los frenos tienen un buen tacto y frenan bien, algo que se agradece para usarlo en medio del tráfico actual.

La visibilidad es excepcional, mucho mejor que la de los coches modernos, uno tiene la sensación de ir sentado en un escaparate, dominándolo todo y con la estrella en el extremo del largo capó indicándote el camino a seguir… formidable.

Mercedes W111 220 S 1960 Montecarlo

De camino de vuelta Javier me comenta que, aunque le duele, necesita el espacio que le ocupa el Mercedes en casa y que lo tiene en venta. El precio me parece una verdadera ganga a tenor del estado en el que se encuentra esta unidad, puedes echar un vistazo en la galería de fotos y ver que ni los fondos de las puertas, ni los faldones, bases del pilar B… no hay ni rastro de óxido en este coche. Honestamente te puedo asegurar que si buscas un modelo como este no vas a encontrar muchos en este estado y menos aún por los 15.000 euros que pide Javier, que me ha dado permiso para dejar aquí su teléfono de contacto: 670 809 429.

Este hecho me hace recapacitar sobre el mercado de los coches clásicos. Que este coche no cambie de manos por este precio me parece surrealista mientras veo el valor que alcanzan cosas como un Ford Escort MKI tuneado. Vale, acepto que un Twin Cam original, o cosas así se disparen, pero que me quieran colar que un viejo 1.1L con motor de Ford Sierra 2 litros, al que le han cambiado los tambores delanteros por unos discos de Ford Taunus 1.6 pidan lo que piden y se vendan por lo que se venden me parece pagar el calimocho a precio de Vega Sicilia. Que sí, que el calimocho está riquísimo y te pillas unos pedales muy divertidos, pero no deja de ser don simón con coca-cola.

[ngg src=”galleries” ids=”16″ display=”basic_thumbnail”]

Comentarios (6)

  1. Mauricio

    Responder

    Interesante los comentarios del modelo 220 SEb y manejé un 220 S en los años 1978/79/80 en Chile. Hoy en día tengo un 200, W110 de cuatro cilindros muy semejante al 220 S, que he mantenido y tiene practicamente todo original de fábrica. He realizado un gran esfuerzo para que siga circulando. Gracias y suerte.

  2. Guillermo leonardo Zila

    Responder

    Me encantan tus comentarios Rúben los estoy leyendo con gran atencion, soy de La argentina, Ciudad de La Plata, soy posedor de un Mercedes Benz Colas W 110 del año 1963 es un 190 D, el automovil me arranca a diario Fielmente, esta en proceso de reparacion y restauracion.junto a mi familia quienes nos Criamos en la Cultura del trabajo, los Oficios y el Arte, tambien somos amantes de los autos, tengo cinco Hermanos y el mas chico Javier Alberto Zila desde los 12 años de edad soñaba con diseñar un automovil, asi persiguio su sueño mientras crecia, estudiaba y trabajaba con la familia en el rubro de la restauracion de monumentos y sitios patrimoniales, asi se fue desarrollando con gran sensibilidad. si nuestro abuelo Josef francisco Zila viviese… estaria muy orgulloso, porque javier siguio tambien sus pasos en los oficios de metalurgica. Nuestro Abuelo trabajo varios años en el Complejo Skoda en los años 20 . llegó a la Argentina con nuestra Abuela en 1928. bueno te comento sobre todo sobre Javier porque es el diseñador del primer Superdeportivo Argentino. fuí testigo de los cientos de horas de este proyecto que llevo cinco años, cientos de horas donde veia a mi hermano no cerrar sus ojos ante el sueño, el a veces sin resto, sin fuerzas, junto a su compañero de trabajo Ariel Ribetto lo materializaron. el automóvil fue un encargo del antiguo piloto de Formula 1 Clemar Bucci de estirpe de pilotos campeones, su padre Domingo Bucci muy famoso por sus proezas. bueno Clemar conoció a Mi Hermano quien comunicara la idea de hacer un superdeportivo que se llamaría Bucci Special. lamentablemente Clemar falleció en la mitad del proyecto pasados sus 90 años, y su sobrino pablo Bucci se quedo liderando el proyecto. este auto hoy esta en la Provincia Argentina de Santa Fe, pueblo llamado Zenon Pereyra, de donde la familia Bucci era oriunda. allí se fundo un museo, el museo Bucci y allí se encuentra el Bucci Special

    • Rubén Fidalgo

      Responder

      HOla Guillermo, muchísimas gracias por compartir con nosotros una historia tan interesante. ¿Tienes fotos del Bucci Special? Si las tienes y quieres que las publique mándamelas a ruben900@gmail.com y cuéntanos más sobre él. UN fuerte abrazo

  3. José Manuel Montagud Bosoms

    Responder

    Estupendo reportaje. Coincido con todas las opiniones de Rubén. Muchas gracias. Yo compré un 220 S en México en 1994. Estaba muy entero pero lo dejé perfecto. Lo usaba diario para ir s trabajar. Todo funcionaba y no se rstropraba. Un tanque de 5 metros comodísimo! La factura original, de febrero de 1960, a nombre de una personalidad del país me hace pensar qué tal vez fue el primero que llegó a México…….

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.