Para la mayoría de españoles, el primer modelo fabricado por Seat fue el mítico 600, su proliferación y los numerosos clubes creados al respecto son la causa de esta idea equivocada. Para mí ha sido siempre mucho más fácil saber cuál fue el primer Seat por el sencillo motivo de que uno de mis recuerdos de infancia más marcados a fuego en la memoria, es verlo aparecer, por el camino del Cuesto de la Cañada de Villabalter, con mis tíos a sus mandos.
En efecto, el primer modelo en salir por las puertas de la factoría española en 1953 fue el Seat 1400, un coche diseñado por Fiat y que aquí “fusilábamos” bajo licencia de la marca italiana. Puede que sorprenda el hecho de que, en una época de carestía como los años 50 en España, cuando proliferaban los microcoches y las motos, el modelo elegido para iniciarse en eso de la fabricación de coches fuese uno más bien de alta gama en lugar del utilitario 600, pero todo tiene su explicación.
Seat 1400, un poco de historia
En aquellos años en los que España estaba básicamente con las fronteras cerradas, la mayoría de los componentes del coche tenían que ser fabricados aquí. Con una industria casi en pañales y una fábrica recién estrenada, haber intentado fabricar un coche de gran difusión como el Seat 600, sólo habría supuesto un caos y tener a una clientela descontenta por no ser capaces de atender su demanda.
La fabricación de los primeros Seat 1400 se limitaba simplemente al montaje de los componentes que llegaban desde Italia, directamente de la factoría de Fiat, hasta que los proveedores españoles empezaron a poder suministrar los distintos elementos: las dinamos y equipo eléctrico de Femsa, etc. En los primeros años la producción era muy reducida, con cifras a años luz de lo que una cadena de producción en serie suele fabricar.
Poco a poco la factoría de Seat va poniéndose a punto y el 1400 empieza a salir con una cadencia más normal, y se considera lo bastante madura como para iniciar también la fabricación del 600 en 1957, casi cuando el Seat 1400 está a punto de dejar de producirse.
A lo largo de los años el 1400 va incorporando mejoras, pocas de ellas referentes a la mecánica (que permaneció casi invariable desde el inicio hasta el final), pero la carrocería monocasco fue aumentando el tamaño de sus cristales -especialmente el trasero-, grupos ópticos y molduras cromadas.
Seat 1400, 1400 A, 1400 B y 1400 B Especial serían las evoluciones del modelo a lo largo de los años, siempre con carrocería autoportante de 3 volúmenes y 4 puertas, aunque también se produjeron algunas versiones alargadas para servicios especiales como taxis, y tipo ranchera (llamadas “rubias“), destinadas al transporte de mercancías o como ambulancias, coches taller, etc.
La familia 1400 llegó a contar con un Seat 1400 C, pero del modelo original sólo conservaba la mecánica, por todo lo demás era ya un Seat 1500, así que prefiero no incluirlo dentro de este artículo.
Seat sólo comercializó el 1400 con una única mecánica de gasolina, pero como muchas unidades fueron destinadas al transporte, hubo varias a las que se les trasplantaron motores diésel, la mayoría de ellas de las marcas Perkins y Matacás. Eran más ahorradoras sin duda, pero como el coche no había sido diseñado para ellas, lo cierto es que el Seat 1400 perdía gran parte de ese toque de “haiga” que poseía con la suave mecánica original, montada sobre unos elásticos tacos de goma para aislar de vibraciones a los pasajeros.
El Seat 1400 B Especial LE-10429
Tras esta introducción al modelo, llegamos por fin al Seat 1400 B Especial de este reportaje, fabricado en 1958 y en un excelente estado de conservación (con la tapicería, alfombras de goma y todas las molduras originales de la época), que pertenece a un familiar desde mediados de los años 60.
En los años cincuenta del siglo pasado, la única forma de poder comprar un coche nuevo en España era mediante influencias o si pertenecías a algún gremio estratégico: médicos, veterinarios, compañías mineras…
El Seat 1400 B Especial era el coche oficial de los ingenieros de los parques móviles del MOP, y similares. El protagonista de este artículo aún conserva la cédula de identificación fiscal (una placa de bronce remachada y precintada en el vano motor) con el nombre de su primer propietario: Don Corsino, un veterinario de León, a quien se lo entregaron en 1958, pasando 8 años después a manos de mi tío.
El Seat 1400 B Especial se diferencia del resto de la gama por una carrocería más vistosa gracias a su parrilla más elaborada y cargada de cromados, a imagen y semejanza de los lujosos coches americanos, lo que le valió el sobrenombre de “el haiga español”. Estas carrocerías solían salir pintadas en dos tonos, por lo que este ejemplar es bastante raro con su pintura monocromática original.
Exteriormente conserva todos los detalles originales, que no son fáciles de encontrar hoy en día: su faro delantero central, la figura sobre el capó, las molduras laterales y los anagramas “Seat Especial” tras los pasos de rueda delanteros.
En el interior, las diferencias entre la versión Especial y el resto se centraban en el cuadro de mandos, con un cuentakilómetros de tipo “mercurio” (se les llamaba así porque la velocidad la marca una cinta que recuerda a un termómetro), reposabrazos central en las plazas traseras, asideros retráctiles para los pasajeros traseros, incluso unas perchas muy originales con formas redondeadas para no estropear la ropa.
Aunque el motor 1.400 era el mismo, en el B Especial se aumentaba su relación de compresión y se mejoraba la alimentación incorporando un carburador Bressel de doble cuerpo, lo que hacía que la potencia aumentase unos 9 CV, llegando a los 55 CV.
Con esta descripción tan fría, vamos a meternos en lo interesante, que es transmitir lo que se siente cuando uno viaja en el tiempo la friolera de 60 años y puede tocar y disfrutar este coche.
Exteriormente no puedo ser imparcial, el frontal de este Seat 1400 B Especial me parece precioso y me trae unos agradables recuerdos de infancia, años en los que me fascinaba verme reflejado en sus cromados y no podía evitar acariciar aquel faro central, que me quedaba a la altura de la cara cuando era un crío y parecía mirarme.
Es curioso cómo cambian las percepciones con la edad. Por aquel entonces me parecía un coche enorme: ancho, alto, largo… en parte porque yo era mucho más pequeño, pero también, porque hoy en día los coches son mucho más grandes. Si echas un ojo a las fotos, verás que lo que hoy es considerado un compacto, el Seat León, tiene casi las mismas dimensiones que lo que hace 60 años era considerado un coche grande…y de lujo.
La luz de matrícula, con el logo de Seat iluminado, es otro de los detalles que me llamaban la atención hace años… pero si hay algo que me trae recuerdos de verdad, eso es su interior, especialmente la banqueta corrida en las plazas delanteras. De niño me encantaba ir sentado entre mis tíos. Eso de poder ir viendo la carretera era algo imposible desde los asientos traseros, de modo que poder sentarme “en primera fila” era todo un espectáculo.
La tapicería y las alfombras de goma están en un estado impecable. Se juntan dos factores para que esto sea así: por un lado porque mi tío era una persona muy cuidadosa, pero también porque siempre recuerdo los asientos forrados con mantas, tal vez para no mancharlos si salía con la ropa de trabajo, pues era mecánico.
Recuerdo oírle comentar que le había añadido un vaso de expansión al circuito de refrigeración porque el coche se calentaba cuando subían Pajares volviendo de la playa, otra de las ventajas de su profesión, sabía que al añadir un litro más de agua al sistema se acababa el problema, de todos modos también le había puesto una “chicharra” para que le advirtiese del riesgo de estropear la culata. Estos dos detalles son las únicas modificaciones que tiene este coche respecto al día en que salió de fábrica.
El Seat 1400 B Especial en marcha
Han pasado casi treinta años desde la última vez que me senté en el asiento delantero de este Seat, por desgracia mi tío no me acompaña, pero mi primo me da permiso para situarme por primera vez tras el volante y estrenarme como conductor.
Me llama la atención la calidad de los mandos en general, aunque la baquelita del volante está algo quebradiza tras más de medio siglo. El asiento es comodísimo y el interior muy amplio. Me sorprende encontrarme con detalles como el espejo retrovisor iluminado, poco frecuente incluso a día de hoy.
Como el asiento delantero es corrido, el selector del cambio y la palanca del freno de mano están en la columna de la dirección, y eso me recuerda otra de las cosas que Emilio me decía de chaval, “este coche lleva el freno de mano en un tambor en la transmisión. Hay que tener cuidado porque a veces, si hay fugas de aceite en la caja de cambios, se mojan las zapatas y no frena. También hay que tener cuidado de no dejarlo puesto, porque si se calienta puede salir ardiendo, ya que el tambor suele estar sucio de grasa por fuera“.
De pequeño me encantaba ver a mi tío trabajar en el taller, y aprovechaba para aprender todo lo que tanto él como mi padre me enseñaban. El motor del 1400 era muy sencillo: 4 cilindros en línea, árbol de levas lateral con varillas y balancines… simple y robusto. El motor de arranque no tiene béndix automático. Para poner en marcha los 4 cilindros hay que tirar de un mando que engancha el piñón de ataque en el volante motor y acciona el contacto de arranque.
Si el carburador tiene la cuba cebada y la batería está cargada, basta con cerrar un poco el aire, tirar de la puesta en marcha y el motor enciende con una suavidad y un silencio que llaman la atención aún hoy en día. Una vez en marcha puedes tirar del acelerador de mano para subir un poco el ralentí mientras coge temperatura y poco a poco se puede soltar el estrangulador, momento en el cual el sonido del 1400 se hace más regular y silencioso todavía, algo que puedes comprobar en el vídeo al final de este artículo.
Las marchas entran con suavidad, aunque la palanca tiene unos recorridos generosos, y el Seat 1400 B Especial va ganado velocidad con parsimonia y con un gruñido a piñonería en la primera velocidad muy característico.
Aunque la caja de cambios es sincronizada, con 60 años encima no está de más respetar sus canas y darle tiempo a reaccionar, ayudando un poco con un doble embrague en las reducciones, así evitamos “afilarle los dientes” y las marchas entran solas.
Me encanta, conducir este Seat. La dirección- que es bastante pesada en parado- se lleva bien en marcha, lógicamente sin la precisión de las modernas cremalleras, pero llaneando a 70 km/h el coche es comodísimo. Las ruedas con bastante balón, la suspensión bien engrasada y los confortables asientos, hacen que te sientas como en una mecedora al pasar por los badenes.
Todo funciona a la perfección, incluso los limpiaparabrisas, que me hacen bastante falta con la nevada que está cayendo.
Con 4 tambores y un peso en orden de marcha de 1.200 kg hay que guardar unas buenas distancias de seguridad en el tráfico actual. Cualquier coche moderno puede frenar en la mitad de metros, por lo que conviene tenerlo en cuenta para evitar sustos.
Seat León ST 1.4 TSi, el heredero
El Seat León ST 1.4 TSi es el heredero legítimo del 1400 B Especial pues, al igual que el clásico, el ST es la última evolución del modelo del que deriva y es el León más reciente y equipado.
Puestos uno al lado del otro, queda patente que entre ambos hay muchas décadas de diferencia. El León me gusta, sobre todo con la carrocería familiar (no tanto el color blanco…), pero mis ojos ni pueden evitar pararse en la infinidad de detalles y filigranas de 1400: la parrilla, la figura sobre el capó, las viseras sobre los faros, cómo se integran los intermitentes delanteros en la moldura cromada… Antes se tenía mucho más cuidado en los detalles. Hoy en día, en parte para abaratar su producción, y en parte para cumplir normativas de seguridad (no me quiero imaginar a un peatón impactando contra el capó de 1 mm de espesor del 1400), los coches actuales son mucho más anodinos y parecidos unos a otros.
En el León todo ajusta a la perfección. El capó apenas deja un par de mm de juego con las aletas, los parachoques están integrados en el conjunto… pero resulta más impersonal y cotidiano que su tatarabuelo.
Al abrir la puerta te encuentras con un interior en el que el negro lo invade todo como en un funeral. La instrumentación es mucho más precisa y completa, todos los mandos quedan a mano, con una ergonomía y acabados perfectos… no se le puede poner una pega, pero lo cierto es que me deja casi tan frío como la nieve que se amontona en las cunetas esta fría mañana de febrero.
Aunque sus dimensiones son similares, mientras que en el Seat 1400 pueden viajar con bastante confort 6 pasajeros, en el León ST sólo podrán ir realmente cómodos 4. Si vamos 5, los 3 de las plazas traseras irán algo apretados, y es que forma de la banqueta y el túnel de transmisión estorban atrás. Es lógico que el interior resulte más estrecho que en el 1400 B Especial, en él no hay airbags de cortinilla, ni anclajes isofix, ni refuerzos en las puertas, ni elevalunas eléctricos… elementos que “engordan” el grosor de la puerta y restan espacio a los pasajeros, que a cambio, viajan mucho más seguros.
Por desgracia el día está muy desapacible y tengo que continuar viaje, así que me tengo que despedir de mi primo, y el Seat 1400 B Especial, antes de lo que me gustaría si no quiero que se me cierre el puerto. Sin duda ha sido un día muy emotivo, muchos recuerdos, especialmente de mi tío Emilio– a quien me hubiese encantado tener a mi lado y dedicar este artículo-, y un millón de sensaciones.
Continúo el viaje y la prueba del Seat León ST 1.4 TSi (cuyo examen completo y pormenorizado puedes ver en Autocasion.com) mientras pienso en lo que ha evolucionado el automóvil en 60 años. Es cierto que hay muchas diferencias y que la electrónica ha mejorado mucho el día a día con los coches. La mitad de los conductores que conozco no serían capaces de de viajar en el 1400 hoy en día sin estrellarlo o estropearlo, pero yo he disfrutado más esta mañana con él, que viendo caer kilómetros y kilómetros en cualquier moderno ordenador de abordo.
Seat 1400 B Especial vs Seat León ST 1.4 TSi en vídeo
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