Supongo que todavía queda gente que de verdad se cree esos anuncios en los que nos presentan a los bancos como si fuesen amigos que nos dan buenos consejos y nos prestan dinero. Caras sonrientes, abrazos, apretones de manos… si eres de esos que crees que esas imágenes son sinceras lamento darte un bofetón de realidad: no, los bancos no son nuestros amigos ni les importa lo más mínimo nuestro interés… salvo el TAE, TIN o como lo quieran llamar para tenernos todavía más engañados.
Me gustaría poder aclararlo con un anuncio gracioso como los de Sprite argentinos con la saga de los «ey vos, tu amigo, te tiene ganas«, porque es así, el banco te tiene ganas… y con los coches pasa lo mismo.
El escándalo de la gran mentira que han mantenido durante años la mayoría de los fabricantes ha terminado por explotar, pero lo ha hecho de una forma que hace que me parezca que los humanos somos de todo menos seres inteligentes. No, no ha sido el descubrir que nos han estado envenenando con pleno convencimiento lo que nos ha decidido a dejar de comprar coches diésel. En el fondo nos da igual el planeta o nuestros pulmones, lo que nos interesa es poder seguir nuestro ritmo de vida.
Sólo cuando se han empezado a anunciar restricciones de uso para determinados motores, equiparar los impuestos entre combustibles, etc. es cuando la plebe ha dejado de comprar coches diésel… dos años después de que se destapase el escándalo ya más que demostrado sobre las sucias maneras de engañar a los clientes y a las autoridades controladoras por parte de una gran mayoría de fabricantes, con sus directivos cumpliendo condenas en prisión y con llamadas a revisión a millones de coches.
Ahora que se ven con la soga al cuello es cuando empiezan las amenazas de siempre: que si es un sector del que dependen millones de puestos de trabajo, que tiene un peso enorme en el producto interior bruto de países como el nuestro… pero nada de pedir disculpas, no. La culpa sigue siendo nuestra, de los consumidores que tenemos coches viejos que contaminan una barbaridad.
Quieren hacernos culpables los que nos han estado engañando
De las decenas de comunicados de prensa, artículos publicados (la mayoría en basados exclusivamente en esos comunicados de prensa)… jamás he visto ni la menor disculpa por parte de los verdaderos culpables de haber llegado a la situación actual.
«Señores, se equivocan al no querer comprar coches diésel, ahora son mejores y más limpios que nunca». «El gobierno actúa sin conocimiento, los motores diésel actuales son 10 veces más limpios que los de las generaciones anteriores», «El problema es la antigüedad del parque»…
Vale, te compro este último argumento, pero, ¿quién fabricó hace 10 o 5 años esos coches que ahora deberíamos achatarrar sabiendo que lo que nos estaban vendiendo era una planta química venenosa?, ni una sola palabra reconociendo su culpa.
Ese burdo argumento de que la culpa es nuestra por no tener un coche nuevo me lo tragaría si, cuando me compré el coche hace 7 años, no existiese una tecnología lo bastante buena como para mi coche no fuese un «botafumeiros», pero el problema es que no ha sido así. Esta vez no es como cuando hace 30 años los coches dejaron de usar carburadores para equipar sistemas de inyección con catalizadores y sondas lambda que antes no existían o eran demasiado caros de producir en masa, no.
El problema es que hace 7 años los coches se vendían sin sistemas que ya se conocían, existían y eran plenamente operativos, pero que encarecían algo el coche, y no sólo eso, encima le instalo un software para engañar a las autoridades responsables de verificar que lo que estoy vendiendo es legal.
Lo explicaré con un ejemplo más sencillo: hace 10 años no había LED lo bastante luminosos como para que fuesen útiles para iluminar, o los había, pero eran carísimos. Ahora Philips me dice que tire mis bombillas de filamento y ponga LED porque son más eficientes. Vale, me lo creo (aunque esto de los LED también tiene su miga, pero vamos a darlo por bueno).
Ahora imaginemos que Philips hace 10 años ya tuviese la capacidad de fabricar LED a un precio razonable, pero que no le salió de los mismísimos lanzarlos al mercado porque vivía de maravilla vendiendo bombillas incandescentes y no sólo eso, les ponía una pegatina enorme en la que decía «bajo consumo» cuando, en realidad, ese bajo consumo sólo lo ofrecía en los laboratorios de pruebas, pero cuando las poníamos en el salón de casa tragaban watios como los hipopótamos del «Tragabolas». ¿De verdad la culpa es mía por comprar esas bombillas y no cambiarlas por LED?, ¿no debería asumir su parte de culpa real quien me engañó?.
Pues no, señores, no. Hace 30 años nos vendieron una gran mentira con los TDi, CDTi, CRDi... También es cierto que cayó en ella quien quiso caer y, en cierto modo, creo que uno se merece lo que le pasa cuando se cree que en los anuncios de prestamistas que ponen a la hora de la telenovela te regalan el dinero y luego le llega la primera letra con un interés del 25%.
Vamos… que hace 10 años me estafaron, ahora me dicen que soy un terrorista medioambiental y que para dejar de serlo les compre la nueva generación, ahora sí, más eficiente y limpia… JA-JA-JA.
Sí, es cierto que los coches diésel que se están vendiendo ahora no tienen nada que ver con lo que nos vendieron antes y que, como digo en este reportaje sobre el futuro del diésel escrito para Autocasion, después de ser cazados en una mentira de proporciones absurdas es cuando más limpios son los coches, pero que no me digan que la culpa es mía o del gobierno. La culpa de que a Pedro le comiese las ovejas el lobo no fue del pueblo que no quiso ayudarle, fue suya por mentiroso.
Desde hace muchos años la gente me llama o me escribe pidiendo asesoramiento para comprar un coche, pero ya hace tiempo que tengo claro que en realidad no quiere que le dé un buen consejo sino que le diga que lo que él (o ella) quiere comprar es cojonudo.
Me he quedado sin saliva dando argumentos a amigos para que no se compren un SUV que no necesitan o un diésel que no sólo no les ahorra dinero sino que les generará más gastos y, encima, les envenenaba (podéis ver en el foro del Club Saab España post míos dejando claro que las emisiones de los motores diésel eran cancerígenas hace más de dos décadas y las respuestas tachándome de «talibán anti diésel»).
Bien, pues después de horas de argumentos y cuando parecía que ya estaban convencidos de cuál era la mejor compra dentro de su presupuesto y con varios candidatos dentro de sus preferencias estéticas, el día que estrenan el coche me llaman para enseñármelo y, ¿qué me encuentro?… que se han comprado el SUV diésel que les había dicho que no comprasen.
El problema no es diésel o gasolina, es energía
Ahora están de moda los reportajes que dicen que si la gasolina es más limpia que el diésel o que si el diésel emite menos CO2 y que el parón en las ventas de modelos diésel están haciendo que suban las emisiones de CO2. Pues me temo que ni diésel ni gasolina… ni siquiera eléctrico. El coche que menos contamina es el que está aparcado en el garaje, así de claro. Todo lo demás contamina. El problema real no son las emisiones de los motores sino el absurdo gasto de energía que demanda la sociedad actual y, sobre todo, el modelo económico vigente.
Sí, el transporte es uno de los grandes enemigos del ecosistema terrestre. Cuando oímos esto siempre nos ponen una fotografía de un tubo de escape echando vapor de agua en un coche arrancado en frío en invierno, como cuando ponen las fotos de las torres de condensación de las térmicas con enormes nubes blancas, que en realidad son absolutamente inocuas… son puro vapor de agua.
El transporte marítimo es muchísimo más sucio que el terrestre en cuanto al volumen y el tipo de emisiones, y eso sin tener en cuenta marranadas como los sentinazos en altamar o las catástrofes ecológicas de los naufragios, sólo teniendo en cuenta lo que sale por las chimeneas.
El problema real ecológico al que nos enfrentamos es nuestro descomunal consumo energético, pero eso no nos lo cuentan. Yo tengo un reloj mecánico que se da cuerda con un contrapeso de forma automática con el movimiento de mi muñeca. También tengo uno de cuarzo al que le tengo que cambiar la pila cada 4 años. Confieso que me pirran los relojes clásicos, pero es que cada vez abundan más los «Smartwatches». Al margen de lo que opino sobre su diseño, me parecen un atentado energético. No llegaba con tener que enchufar el móvil al llegar a casa, ahora también hay que enchufar el puñetero reloj… eso sí, soy un tipo comprometido con el medio ambiente porque tengo un Prius.
La gran ventaja del coche eléctrico no es que no eche humo por su tubo de escape, es que es una máquina mucho más eficiente. En un motor de combustión realizamos una reacción química para generar dos cosas: movimiento y calor. Voy a poneros un ejemplo gráfico para que entendáis el enorme desperdicio de energía que esto supone: Cuando veis una peli de acción y explota un coche, ¿qué llega más alto, el coche que sale por los aires o la bola de fuego de la explosión?, pues en los motores diésel y de gasolina pasa lo mismo. La mayor parte del combustible que quemamos se convierte en una bola de fuego que genera calor. Apenas un tercio de toda esa energía se aprovecha para mover el coche. El motor de combustión más eficiente que hay en el planeta apenas convierte en movimiento el 40% de lo que quema.
Un motor eléctrico transforma en movimiento más del 90% de la energía que consume. Pasarnos del coche de gasolina o diésel al eléctrico es una buena idea simplemente porque son más eficientes y consumiremos menos energía, pero no porque no salga humo por su tubo de escape, porque esa es la otra gran mentira que nos quieren vender los fabricantes: el coche de cero emisiones… que no te engañen de nuevo… eso no existe.
Lo que debemos plantearnos en serio es el derroche de energía diario que hacemos, y no me refiero a no dejar encendidas las luces cuando no estamos en la habitación, eso es lo que nos quieren hacer ver.
¿Recordáis que antes os decía que el transporte es realmente un gran enemigo del planeta?, pues vamos a recapacitar un poco. ¿Realmente es razonable comprar patatas sembradas a 3.000 km de casa, comprar mangos importados de Brasil en lugar de comernos un melón manchego, uvas chilenas porque tenemos el capricho de comer uvas en abril en vez de esperar a la temporada de nuestra fruta?.
Nos piden que nos deshagamos de nuestros coches porque contaminan pero nos alientan a que compremos unas pilas por Aliexpress que tienen que cruzar medio planeta para llegar a casa… lo segundo mola y haces una compraza a un precio rompedor, mientras que seguir usando tu viejo coche que te ha costado una pasta que jamás amortizarás es un atentado ecológico… y encima me lo echa en cara quien me lo vendió en su día.
MIGUEL ANGEL MARTINEZ LLANO
Solidamente
jose maria robles
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Rubén Fidalgo
Susana
Rubén Fidalgo
Abel Jodra Noguero
Rubén Fidalgo
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