Sinceramente creo que el Mini (el original de la British Leyland, no el de BMW) es uno de esos coches que todo el mundo debería probar al menos una vez en su vida, y no me refiero sólo a los que nos apasionan los coches clásicos.

Ir sentado a un palmo del suelo, en un coche que cabría en el habitáculo de la mayoría de los automóviles actuales y que con unas dimensiones similares a las de un Smart de dos plazas, ofrece espacio para 4 pasajeros y un maletero honesto, es algo que no se describe fácilmente con palabras y uno entiende rápidamente porqué, algo que nació siendo un coche utilitario, fue pronto adoptado como un bien muy preciado por los personajes más chic de su época. Cantantes de música pop como los Beatles, estrellas de cine como David Niven o Peter Sellers, famosas modelos… incluso miembros de la realeza se paseaban orgullosos en sus Mini. Es algo así como si mañana fuese portada de todos los periódicos que Cristiano Ronaldo fuese a entrenar en un Dacia Sandero, impensable, ¿no?. La explicación es más o menos sencilla: Personalidad propia, tanto del coche como del famoso.

La genialidad de este coche se debe a Sir Alec Issigonis (turco de nacimiento, de ascendencia griega y británico de adopción), quien supo dotar al Mini de soluciones absolutamente geniales y prácticas, algunas no originales (el motor delantero transversal ya existía desde principios del Siglo XX), pero sí puestas en práctica de una forma magistral en este pequeño automóvil.

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La caja de cambios va montada en el mismo cárter del motor para ahorrar espacio, los paneles de puertas y pasos de rueda traseros carecen de guarnecidos ni armazones para ganar centímetros de anchura para los pasajeros, el trabajo de las suspensiones se encomienda a unos sencillos conos de goma, más baratos, ligeros, fáciles de sustituir y menos voluminosos que los muelles helicoidales o las ballestas (aunque algunos modelos, como el 1275 C de la prueba de hoy, montan suspensiones hydrolastic).

El Mini clásico es ingeniería en el más estricto sentido de la palabra, aplicando el ingenio más que la mecánica. Su salpicadero central (algo que hoy muchas marcas nos venden con rimbombantes frases y textos elaborados por los departamentos de marketing) tiene una explicación tan simple como que así no era necesario troquelar dos salpicaderos diferentes para los mercados con el volante a la izquierda y a la derecha, etc.

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El proyecto ADO 15 (Austin Drawing Office nº 15) fue presentado al público en 1959 y rápidamente fue aceptado por crítica y público gracias a sus simpáticas formas y su enorme practicidad. Para hacernos una idea, el Mini ha sido el coche con mayor volumen interior en proporción a sus dimensiones exteriores (en concreto, el 80% del tamaño total del coche se destina al habitáculo) jamás fabricado hasta que en 1997 se presentó el primer Mercedes Clase A. Para lograr superar al Mini, los de Mercedes se inventaron un chasis tipo sandwich de forma que el motor prácticamente bajo los pies de los pasajeros delanteros. Esta «genialidad» elevaba el centro de gravedad demasiado, y los Clase A se hicieron famosos por su clara tendencia a volcar.

El Mini, por contra, contaba con una estabilidad asombrosa. Apenas a una cuarta del suelo y con las 4 ruedas en las 4 esquinas del coche, el Mini resultaba un coche muy ágil y divertido, por lo que pronto empezaron a surgir preparadores empeñados a meter más y más caballos en la cuadra más pequeña del mundo, de los cuales el más famoso ha sido John Cooper.

Equipados con mecánicas más potentes y bien pertrechados, los Mini oficiales lograron ganar en 1964, 1965 y 1967 el Rally Monte Carlo, aunque lo justo es advertir de que también les correspondería la victoria de 1966, año en el que los Mini llegaron en primera, segunda y cuarta posición, pero fueron descalificados por utilizar faros halógenos. La cosa tuvo su enjundia, porque todo apuntaba a que los organizadores rebuscaron en los confines del reglamento para poder otorgar la victoria a un coche francés: el Citroën DS. De no ser por esta absurda descalificación, sólo el Mini y el Lancia Delta tendrían el honor de haber ganado el famoso rally en 4 ediciones consecutivas.

El Mini original fue producido en varios países, entre ellos Chile y Venezuela, donde tenían la particularidad de contar con carrocería de fibra de vidrio, más resistente a la corrosión y aún más ligeros.

En 1990 el grupo Rover registra las formas del Mini como «Marca Registrada» y en el 2000, BMW (nueva propietaria del grupo) da cerrojazo al modelo finalizando su producción y venta… en parte para no robar ni una sola venta al nuevo modelo que llegaría en 2001 y que ya todos conocemos.

Authi, los Mini españoles

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El famoso utilitario inglés también se produjo en España, en la factoría donde actualmente se producen algunos modelos de Volkswagen en Landaben (Navarra). Para ello se constituyó AUTHI (Automóviles Turismo Hispano Ingleses) en 1966, saliendo de sus puertas el primer Mini español en octubre de 1968, curiosamente una unidad casi idéntica a la de la prueba de hoy, un Mini 1275 C, caracterizado por su mecánica de 57 CV a 6.200 rpm, lo que le permitía superar los 140 km/h, y un interior muy lujoso para la época, con salpicadero de madera de nogal, asientos de cuero (el del pasajero completamente abatible), suspensión hydrolastic y cuentarrevoluciones. El precio de este cochecito en 1968 era de 125.000 pts. Puede que nos parezca barato un coche de apenas 900 euros, pero si tenemos en cuenta que el salario mínimo interprofesional de 1968 en España era de 17,31 euros (hoy 648 euros), y que un Seat 600 costaba apenas 60.000 pts. la mitad, nos daremos cuenta de que el Mini 1275 C era un capricho que en la piel de toro sólo se pudieron permitir unos pocos afortunados, en concreto 2.966, que fueron las unidades producidas de esta versión.

En el extremo opuesto al 1275 C estaba el Mini 850 lanzado en 1970, el Mini más barato fabricado en España, con un precio de 80.000 pts. y equipado con un motor de 34 CV que le permitían una velocidad máxima de 115 km/h.

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Entre ambos modelos estaban los Mini 1000, que se fabricaron en 3 versiones: normal y B, con motor de 38 CV y el lujoso Mini 1000 E que gracias a su mayor relación de compresión y carburación más generosa alcanzaba los 50 CV. Además, el 1000 E contaba con asientos de cuero y salpicadero de madera de nogal con guanteras cerradas, por lo que era considerado el Mini español más lujoso de la época, con un precio de 114.900 pts.

En 1971 llegarían los nuevos Mini Van (un práctico Mini con chasis alargado destinado al transporte) y el potente Mini 1275 GT con el motor de 63 CV, más potente que el C, pero mucho peor equipado para reducir su precio.

En 1973 la estrella sería el Mini 1300 Cooper, que con sus 68 CV y un nuevo tablero de instrumentos plagado de relojes lograba alcanzar los 150 km/h, el más rápido… y caro, con un precio que superaba las 130.000 pts. Entre 1973 y 1975 se fabricaron 9.327 unidades de esta versión en España.

El cierre de AUTHI llegaría en 1976, con una producción total de 140.000 unidades.

El Mini 1275 C  B-660755

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Por fin llegamos al Authi Mini 1275 C de la prueba de hoy, un excelente ejemplar de 1968 en un estado de originalidad excelente y con mínimas modificaciones (equipa la doble carburación SU en lugar de un único carburador, y los tambores de freno traseros de aluminio aleteado en lugar de los originales de hierro). Por todo lo demás, este Mini es un ejemplar en el que uno puede disfrutar del inigualable tacto de lo original, desde las moquetas del suelo hasta el tejido de papiro que cubre el techo interior.

Siempre que me acerco a un Mini me llama la atención lo pequeño que es. El techo apenas me queda a la altura de la cintura, casi podría abrazarlo y llevármelo conmigo. Es un coche que desprende simpatía por los 4 costados: sus ojos saltones, los mofletes de la parte trasera… todo en él parece decirte «vente conmigo que nos lo vamos a pasar bien«.

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Al tratarse de un modelo anterior a los años 70, aún cuenta con las ventanillas correderas en lugar de descendentes y las manillas de las puertas de balancín. Es curioso ver los contrastes que hay en los detalles de este coche. Por un lado te encuentras con que las costuras de los distintos paneles de la carrocería se han doblado hacia fuera para abaratar su fabricación, y por otro ves que las manillas de las puertas tienen una pequeña pieza fija para que cuando la manilla está en reposo parezca que está unida a la carrocería. Además de resultar elegante y cuidado, evita que los peatones se enganchen la ropa con la cerradura al pasar cerca del Mini.

Un vistazo a los detalles de este 1275 C como la insignia con el toro que distingue a los modelos fabricados en España, los protectores cromados de las tulipas traseras (muy típicos de la época), las llantas originales de chapa de 10 pulgadas… y por fin llega el momento de abrir sus puertas y ver su interior.

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Los asientos han sido retapizados, pero respetando el patrón original y aún conserva la peculiaridad del mecanismo de abatimiento total del asiento del copiloto, con dos sencillos gestos dejamos un espacio de acceso a las plazas traseras que ya quisieran muchos coches modernos el doble de grandes.

El volante de madera firmado por Artés y el sencillo cuadro de mandos también de madera le dan ese aire inconfundible que tienen los coches diseñados en inglaterra, así como los típicos interruptores de palanquilla Lucas.

Siempre me han enamorado los indicadores de los intermitentes montados como dos cuernecitos sobre la columna de dirección, son muy visibles y prácticos.

Pese a mis 185 cm de estatura y 115 kg de peso quepo perfectamente tanto en las plazas delanteras como en las traseras de este cochecito, y gracias a la ausencia de paneles en las puertas, puedo ir a mis anchas sin sentirme «apretado», algo que no puedo decir de muchos coches de mayores dimensiones. El único momento en el que me siento algo angustiado a bordo de este Mini es en medio del tráfico, cuando todos los demás coches parecen pesados camiones a nuestro lado.

El motor de 4 cilindros se pone en marcha con un sonido muy agradable y ronco, proveniente de los filtros K&N de alto caudal de los dos carburadores SU, que le quitan algo de par en baja a esta mecánica, pero mejoran la respiración en la parte alta del cuenta vueltas.

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La postura de conducción es muy particular. Los pedales están desplazados hacia el centro del coche (hay que dejar sitio a las ruedas delanteras) y el volante está en una posición muy horizontal, casi como en un autobús.

Una vez en marcha el Mini 1275 C tiene una agilidad que sorprende. Las estrechas carreteras de A Serra da Groba parecen autopistas y los apenas 60 CV mueven con mucha alegría el coche. La dirección es bastante precisa y el balanceo casi inexistente, por lo que uno comprende que la gente se aventurase a correr con estos coches y lograse excelentes resultados, especialmente en tramos muy virados, y es que su tamaño hace que haya espacio para maniobrar en cualquier trazado.

Lo que ya da un poco más de miedo es frenarlo, pensar que llevamos unos discos de freno del tamaño de un plato de postre no tranquiliza, sin embargo son suficientes para el peso de este cochecito.

La suspensión hydrolastic es claramente más confortable que las de tacos de goma de la mayoría de los Mini. Este sistema sustituye al muelle y al amortiguador tradicional por unos elementos de goma rellenos con un líquido compuesto básicamente por alcohol y agua destilada. La genialidad de Alex Moulton (inventor del sistema) fue comunicar el elemento de la suspensión delantera con el de la trasera del mismo lado. De este modo, cuando el neumático delantero pasa por un bache, la expansión y la compresión del líquido del interior se transfiere a la rueda trasera, preparándola para afrontar el problema y reduciendo el movimiento de la carrocería, algo que se agradece en el Mini, que con unas ruedas tan pequeñas y tan poca distancia al suelo siente como auténticas zanjas las bandas reductoras de velocidad.

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En carreteras viradas es una auténtica gozada, lo mismo que en el tráfico urbano, donde uno se siente como un ágil ratoncito entre torpes elefantes. ¡Qué grandes son los coches modernos!.

Es curioso, el Mini fue creado a una escala reducida en una época en la que era fácil aparcar en cualquier lugar, sin embargo ahora que uno apenas se arrastra de atasco en atasco los fabricantes insisten en hacer coches cada vez más grandes… y torpes. Haciendo cuentas de cabeza, si todos los conductores encerrados en un atasco de 4 km en la A6 entrando en Madrid tuviesen un Mini, el atasco se reduciría a sólo 2,1 km de retención… de haberla, porque con su anchura, los 3 carriles servirían para colocar 6 coches a lo ancho en lugar de 3… pero claro… mola mucho más perder una hora de tu vida en un Cayenne mientras miras al de al lado por encima del hombro, que poder desayunar con calma con tu familia sin tener que salir una hora antes para evitar el atasco.

Las vetanillas correderas tienen un inconveniente, y es que no cierran muy bien, colándose el aire entre las dos hojas de cristal. Por contra, ofrecen dos ventajas, y es que no ocupan espacio en el interior de la puerta, lo que mejora la habitabilidad, y por otro lado, podemos correr la mitad delantera hacia atrás para que nos entre más aire los días muy calurosos, o la hoja trasera hacia delante si sólo queremos airear el interior, y es que 4 pasajeros acaban pronto con el oxígeno de un habitáculo tan aprovechado.

Todo lo bueno se acaba y tengo que devolverle el Mini 1275 C a su amo, que lo disfruta desde hace poco más de 5 meses y que ya había sucumbido a los encantos de un Mini 850 y a quien agradezco enormemente la posibilidad de probar este coche y elaborar esta historia.

Lo cierto es que el Mini clásico es un coche adictivo. Sorprende lo bien parido que está, lo coherente que es con su planteamiento, dejando en ridículo a los coches actuales, mucho menos coherentes con la realidad en la que vivimos, pero es que además de eficaz en su cometido, el Mini es divertidísimo y tiene una personalidad indiscutible y por eso se ha convertido, paradojas de la vida, en uno de los coches más grandes de la historia.

Vídeo prueba del Mini 1275C

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Comentarios (16)

  1. MF

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    ¿Que hay Rubén?

    Me ha alegrado enórmemente encontrar este magnífico artículo sobre el MINI.

    Cuando era un chaval y a principios de los ochenta ya empezaba a tener posibilidades de adquirir y disfrutar de los coches escala 1:1 (hasta entonces sólo me había podido permitir juguetes o maquetas de coches). Conseguí que mi primer coche fuera precisamente un MINI 1000 del año 73. Un familiar cercano por aquel entonces tenía uno y me tenía enamorado cada vez que me subía. Me llamaba mucho la atención. Era un coche totalmente distinto a lo que hasta entonces se estilaba en España como coche utilitario destinado al gran público. Detalles como el gran cuadro en posición central, la ingeniosa tapa del maletero, más grande de lo que uno en principio podía suponer o las guanteras laterales y cierre de ventanas de los asientos traseros me parecían diseños muy elaborados y tremendamente funcionales.

    Sufrí bastante con sus dimensiones ya que como saliera de una carretera convencional, al ser tan bajo me llevaba golpes, enganchones y disgustos por todos lados. Una vez se me quedó la línea de escape literalmente en el suelo por completo. Otra me cargué la dirección en un mínimo golpecito con un bordillo. Otra me cascaron la óptica izquierda aparcado al estar a la altura de los paragolpes de la mayoría de los coches. En fin, estaba aprendiendo de las grandezas y las miserias de la vida.

    Hoy día echo mucho de menos este modelo. Cuando veo que siguen circulando me llevo una gran alegría. Precisamente, suelo ir últimamente por París y como en muchos otros sitios, allí he detectado que se ha convertido en un coche de culto. Resulta tremendamente habitual verlos discurrir por tan bellas calles y bulevares. En fin, como no suele suceder en demasiadas ocasiones, fue un coche que en su día «Lo Clavaron».

    En fin, espero Rubén que nos veamos pronto.

    Un abrazo:

    MF

    • Rubén Fidalgo

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      Hola Marco!! Me alegra saber que te ha gustado el tema del Mini y que te ha traído recuerdos. Anímate a hacerte con uno, que seguro que lo disfrutas. Un saludo 😉

      • MF

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        Pues si Rubén, el mío era rojo con techo blanco y los amigos le llamaban «La Fresita». Hasta el asiento trasero era fácil de desmontar (poner y quitar literalmente de su alojamiento) y llegó incluso a servirnos como asiento en la tienda de campaña cuando íbamos de camping. Sin duda un coche funcional y bien pensado donde los haya.

        Me animaría con alguno que se cruzara en buen estado, el problema es que mi «fanatismo automovilístico» lo tengo centrado desde hace ya muchos años con los SAABs. Tengo demasiados coches a los que les tengo verdadero cariño infrautilizados. Siempre he sido de la idea que tener coches sólo para guardarlos en una nave con un uso testimonial es un verdadero contrasentido. Aparte de para admirarlo, un coche es sobre todo una máquina para ser puesta en marcha y conducida si puede ser, lo más que se pueda. Lo contrario para mi es una fustración. Y ya lo creo Rubén que me gustaría volver a tener y conducir otro MINI. Sin duda uno de los mejores recuerdos de mi vida al volante.

        Y continua con esta sensacional y profesional página. Todo un placer poder seguir leyéndote.

        Un fuerte abrazo:

        MF

        • Rubén Fidalgo

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          Te entiendo con los SAAB, ya sabes que son mi ojito derecho… a ver si resucito el 900 SPG del 86 que tenía como donante y que me gustaría recuperar ahora que ya no tengo a lord vader ni a daisy.
          Un saludo!

  2. jose carlos pons

    Responder

    ¡¡ Hola, … tuve un MINI-850, en 1975. Estaba algo preparado, con quemadores de cuatro electrodos en lugar de bujías, un volante Lui Nardí, amortiguadores Motocraf, y cubiertas anchitas, lo máximo que admitía, con un poco de caída negativa. Era de color anaranjado. Con él recorrí a mis 26 años media España, por aquellas carreteras de entonces. A los 100.000 Kms., ya lo tuve que rectificar, y le puse un bloque nuevo del MINI 1000, Los que más recuerdo de él lo frio de arrancar por las mañanas, y el cambio de marchas muy impreciso. Aún conservo la publicidad de él que hacia Leylan-Authi, media 3.05 x 1,41 x 1.35 de alto, peso 587 kgs. tenia un motor de 848 cc. 37 CV a 5.500 r.p.m Par motor 6,08 a 2.900 r.p.m Potencia fiscal 7,96 y diámetro por carrera 62,94 x 68,326 mm. Total que me costó en aquellos tiempos 108.000 pesetas nuevo algo así como 649 Euros actuales saludos !!

    • Rubén Fidalgo

      Responder

      Hola Jose Carlos, muchas gracias por compartir con nosotros tu experiencia con el Mini, de eso se trata, de que sepamos qué sensaciones transmite esta mascota. Un abrazo 😉

  3. jose carlos

    Responder

    ¡¡ Hola Ruben : Gracias por tú respuesta. Desde luego que era una Mascota en estado puro. Fue el coche que más alegrías y sinsabores me dio, Aterrize con él sobre varios sitios, al tener los cuatro frenos de tambor, cuando se iba perdías el control, uno de los golpes fue tan tremendo que tuve que cambiarle el sub-chasis. saludos !!

    • Rubén Fidalgo

      Responder

      Sí… conozco bien la sensación de frenar con cuatro tambores y lo fácil que es que se traben de golpe. Me alegro de que no te pasase nada 😉

  4. Luismi Molina

    Responder

    Hola Ruben,

    Llevo muchísimos años desconectado del mundo de los Minis que tanto me apasiona por el trabajo y la familia pero hoy me he topado con tu web y al artículo sobre ese impecable Mini 1275-C y he vuelto a despertar las ganas de sacar mi «C» a la calle. Se trata de uno de los primeros que se fabricaron, matriculado en Madrid en Diciembre de 1968. El coche lo compré hecho polvo en 1998 y tras 5 años de restauración integral completa al 95% lo aparqué junto a otros Mini clásicos interesantes que he tenido la suerte de reunir a lo largo de todos estos años y me dediqué a otras cosas prioritarias en mi vida. El coche está en estado básicamente de concurso y sobretodo la mecánica está hecha a un nivel altísimo. Todo fue hecho por Antonio Albacete (padre) y coordinado por mi en mis tiempos universitarios, con un motor con bloque de 11 espárragos rectificado a + 0,20 (1293 cc), cigüeñal nitrurado con refuerzo de bancada central y carburadores SU de 1,5″ dando unos 80 cv a la rueda y que suena increíble. Por lo demás, todos los interiores y detalles únicos de este modelo son los originales, excepto las llantas que son unas de chapa idénticas a las originales pero de 4,5″ de garganta provenientes de un Cooper «S» Mk1. Sólo me falta acabar el techo por dentro y si encontrara una moqueta velton color tabaco original la pondría en lugar de la moqueta nueva color tabaco pero de pelo «normal» que me hicieron en Inglaterra. A ver si me animo y lo acabo. Saludos y enhorabuena por tu trabajo, me encanta! Las fotos espectaculares. Luismi

    • Rubén Fidalgo

      Responder

      Hola Luismi muchas gracias a ti por compartir con nosotros tus experiencias con tu 1275C, menuda «cooperisación» le has hecho, con el detalle de la culata de 11 espárragos y todo!. En su día eché un cable a un colega a preparar su mini con un motor similar al que describes, con los balancines de mayor alzada, etc. La verdad es que son coches que dan mucho juego. Si quieres mándame algunas fotos de tu coche y las subo a la galería. Un saludo!!!!!

  5. francesc ribas vicens

    Responder

    hoy he visitao de casualidad su pagina,y el ver el mini rojo.me he dado cuenta que es el mini que mi padre,el doctor juan eladio ribas de barcelona compro en motorsol el año1968,como segundo cohe,el primer coche era un tiburon ds21.

    la unica diferencia que veo,que el de mi padre era rojo,y este rojo que he visto era otro color de rojo.
    la matricula del mini de mi padre era
    b660755.i me ha hecho mucha gracia.
    depues papa compro en motorsol el 1300copper y yo al cabo de los años comptr a cordon negro freixenet el mini de pepa rueda de grupo 2.
    si un dia quiere llamarme al telefono 97760094,por la noche podemos habla rde este mini y de cosas de los minis.
    yo tuve 4 y las preparaciones me las hacian los talleres movi de barcelona

  6. Bruno

    Responder

    Mi padre tuvo un mini Cooper 1300 precioso. Con sus 68 cv su color rojo sangre y techo negro de vinilo, sus seis maravillosos relojes, aquel volante forrado en cuero y las llantas plateadas y negras. La matrícula es CC 0853 B mi sueño es recuperarlo de donde sea que esté arreglarlo con mi tío que también tuvo un mini 850 L de revista y ponerlo en marcha si alguien sabe algo de él ya saben llamarme a este numero 611455160. Sobre el artículo, me encanta que la gente haga artículos sobre los maravillosos Minis clásicos.

    Un saludo,
    Bruno

  7. Daniel Gracia

    Responder

    Este Mini, con esta misma matrícula, apareció en unos anuncios de préstamos de Barclays en 2012, en el Reino Unido. El coche es el mismo pero con unas ruedas Mini-Lite y de color verde (le cambiaron el color digitalmente). Aún tengo algunos folletos de propaganda de los préstamos por casa

  8. Galo González

    Responder

    Buenos días

    yo fui el primer propietario de este mini, quien lo reconstruyó y lo devolvió a la vida tras un grave accidente que sufrió a finales de los 70

    Se algunos detalles del mismo (casquillo suplementario en la columna de la dirección para levantar el volante), interruptor escondido para las bocinas del compresor y alguna cosita más que le añadimos en su momento

    Si desean más fotos o detalles, no dude en contactarme.

    Un saludo

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